Fabio Biondi & Europa Galante
Fabio Biondi & Europa Galante
Sala Argenta · Palacio de Festivales · 20:30 hEuropa Galante
Fabio Biondi, director
Baldasarre Galuppi
• Obertura de Adriano in Siria (1740)
Antonio Vivaldi
• Concierto para cuerdas Il Coro delle Muse
Antonio Vivaldi
• Concierto para violin RV222 para la “Signora Chiara”
Johann Georg Reutter
• Sinfonía en Re Mayor
Ignaz Jakob Holzbauer
• Concierto para flauta en Re Mayor
Johan Georg Reinhardt
• Sonata para cuatro violines y bajo
Antonio Vivaldi
• Concierto para violín RV 189
Antonio Vivaldi
• Concierto RV367
De la mano de Fabio Biondi y su grupo, Europa Galante, viajamos hoy de Venecia a Viena. Entre ellas existía un fuerte vínculo musical a mediados del siglo XVIII, y el programa de este concierto ilustra esa conexión más allá de la procedencia de los compositores. De manera figurada, construye un puente entre ambas ciudades y nos mueve por él a su antojo.
Representando a la ciudad de los canales aparecen Baldassare Galuppi y Antonio Vivaldi. El primero, violinista natural de Burano (una isla de la laguna de Venecia), alcanzó gran fama por sus óperas. Precisamente el género operístico era el que más interés despertaba en Viena y, por tanto, el que mayor tráfico registraba en nuestro puente imaginario. Como muestra escucharemos su obertura de Adriano in Siria, ópera cuyo libreto fue utilizado también por compositores como Antonio Caldara o Ignaz Jakob Holzbauer, entre otros. Su autor, Metastasio, fue un prolífico escritor de origen italiano que pasó gran parte de su vida en Viena, donde escribió muchos de sus célebres dramas líricos, como el Adriano o La Clemenza di Tito. Otro de sus textos destacados es el que acompaña al oratorio La Betulia liberata, con versiones de Johann Georg Reutter y del ya citado Holzbauer.
Ambos – Reutter y Holzbauer – figuran junto a Johann Georg Reinhardt por la capital austríaca. Todos ellos guardaron una estrecha relación con la Catedral de San Esteban, corazón de la vida musical vienesa. Reutter heredó de su padre el puesto de Kapellmeister. Como tal, dirigió el coro de la catedral, donde tuteló a ilustres músicos como Joseph y Michael Haydn o el mismo Holzbauer. Reinhardt, por su parte, ejerció durante años como vicemaestro de capilla al servicio de los Reutter (padre e hijo).
J. G. Reutter dominó desde joven el estilo operístico italiano. Un ejemplo claro es su Sinfonía en Re Mayor, programada esta tarde, perfectamente equiparable a una obertura italiana en su forma y su carácter. Su destreza imitativa se debió a sus viajes por el país vecino y a su educación con Antonio Caldara. Nacido y formado en Venecia, Caldara vivió sus últimos años en Viena y su influencia como compositor fue clave en la amalgama estilística resultante.
También Holzbauer viajó por Italia, donde recibió consejos de Vivaldi y Galuppi. Por ello, su Concierto para flauta combina de manera magistral el encanto melódico italiano con la precisión germánica en la instrumentación.
Reinhardt destacó como compositor de música religiosa, con un estilo similar al de Caldara, que por entonces triunfaba en Viena. Sin embargo, este nexo se difumina en la sonata para cuatro violines y bajo que escucharemos hoy.
Vivaldi y Venecia son casi sinónimos desde el punto de vista musical. Durante varios años, el cura rojo fue maestro de violín en el Ospedale della Pietà. Para esa institución compuso dos obras ofrecidas en este concierto. Por un lado, tenemos el Concierto para cuerdas RV 149, que seguramente fue reutilizado como introducción a su cantata Il Coro delle Muse. Por otro lado, oiremos el concierto solista RV 222 dedicado a Chiara, una brillante violinista del orfanato que estuvo bajo la tutela de la alumna predilecta de Vivaldi – Anna Maria. El virtuosismo de Chiara inspiró a varios maestros de la Pietà y condicionó su escritura, como puede apreciarse en la destreza que requiere la parte protagonista de esta pieza.
En este programa, finalmente, seguiremos a Vivaldi en el viaje que efectuó de Venecia a Viena en la primavera de 1740. Acuciado por las deudas y sin posibilidad de estrenar sus óperas debido al luto impuesto por la muerte del emperador Carlos VI, Vivaldi tuvo que malvender una colección de obras compuestas en esas fechas. A ella pertenecen los dos conciertos (RV 189 y RV 367) que cierran nuestro trayecto. Además del característico virtuosismo vivaldiano de la parte solista, podemos apreciar en ellos el desgarro producido por su situación y esa evolución en el estilo que tantos le exigían.
Vivaldi falleció pocos meses después de llegar a Viena. En la catedral de San Esteban se ofreció por su alma un funeral sin música. Seguro que nuestro viaje, presentado de forma tan elegante e ingeniosa por Biondi y su Europa Galante, concluirá de manera más agradable.
Juan Gomollón Bel
(Master de Musicología. Universidad de La Rioja)