Isabelle Faust & Akademie für Alte Musik Berlin
Isabelle Faust & Akademie für Alte Musik Berlin
Sala Argenta · Palacio de Festivales · 20:30 hAkademie für Alte Musik Berlin
Isabelle Faust, violin
Xenia Löffler, oboe
Bernhard Forck, concertino
Johann Bernhard Bach
• Suite para orquesta (obertura) n. 3 en mi menor
Johann Sebastian Bach
• Concierto para violín en sol menor BWV 1056R
• Concierto para violín y oboe en do menor BWV 1060
• Trios Sonata en re menor BWV 527
• Concierto para violín n. 1 en re menor BWV 1052R
El primer concierto de la velada (BWV 1056R) procede de dos fuentes diferentes. Mientras los movimientos primero y tercero fueron ideados para un violín solista, el segundo seguramente procede de un concierto para oboe. No obstante, en todos ellos se aprecia una concepción similar del canto y la expresión. Por ello, podríamos incluso interpretar este concierto como el germen de la fusión entre violín y oboe, ya que ambos coprotagonizan la siguiente pieza del programa. Es más, en el primer movimiento del BWV 1056R, la forma en la que el violín responde a la frase inicial de la orquesta, como un breve eco, es un calco de la manera en la que el oboe lo hace en el movimiento inicial del doble concierto (BWV 1060), que escucharemos justo después. Siguiendo ese ánimo cooperativo entre violín y oboe, Faust y Löffler ofrecerán además, con ayuda del continuo, la Trio Sonata BWV 527. Original para órgano, en esta transcripción combina con sensibilidad las dos líneas principales, logrando que ambas interactúen orgánicamente.
El concierto para violín y oboe (BWV 1060) destaca por la fusión tímbrica y el modo en el que se complementan melódicamente los solistas, rasgos que lo hacen especial. La estructura en forma ritornello es, sin embargo, más convencional. El primer movimiento es un apasionado diálogo entre violín y oboe que se ve envuelto por las reiterativas intervenciones de la orquesta. El segundo, de carácter mucho más apacible, presenta un acompañamiento discreto en pizzicati que otorga a los solistas espacio y libertad para conversar. Finalmente, el tercer movimiento recobra y reaviva la agitación inicial con un punto de brillantez pese a la tonalidad menor.
Es probable que hayamos oído más veces el último concierto del programa (BWV 1052R) en su versión para piano. No obstante, también fue escrito originalmente para violín solista y orquesta. La estructura, basada una vez más en la técnica del ritornello, es de nuevo su característica menos transgresora. El primer movimiento transmite una poderosa fuerza desde el tema inicial. Dicho tema es expuesto al unísono por todas las voces y su carácter emana de sus saltos ascendentes y sincopados, así como de su enérgica cadencia. Bach construye gran parte de este primer movimiento a partir de las cinco primeras notas, lo que no impide su habitual exhibición contrapuntística y una exploración armónica controlada, pero atrevida. Tratándose de Bach, puede llamar la atención el virtuosismo desaforado del violín solista, con cadencias chispeantes y pasajes arpegiados que recuerdan a la Ciaccona de su segunda partita. Tras la última sección de este tipo, la orquesta reexpone el tema del ritornello para cerrar el primer movimiento.
Resalta como novedad la tonalidad menor del segundo movimiento, ya que Bach suele utilizar tonalidades mayores cuando el primer movimiento ha sido en modo menor y viceversa. El movimiento lento se construye sobre un ostinato del bajo que también sirve como ritornello. La voz solista contrapone su lirismo al ambiente sombrío del movimiento, con un desarrollo armónico simétrico. Por último, el tercer movimiento se emparenta con el primero. Aunque el ritornello ocupa los doce primeros compases, los diferentes episodios nacen de una pequeña célula formada por dos semicorcheas y una corchea. Tal y como sucede en el movimiento inicial, el último regreso del ritornello está precedido por una elaborada cadencia del solista.
Juan Gomollón Bel
(Master de Musicología. Universidad de La Rioja)